Bolívar y el Pueblo.

Pudiéramos decir que la premisa fundamental del discurso del Libertador radicó en la  construcción de una sociedad justa, libre e igualitaria. Constituyó dicho compromiso la tarea fundamental y primordial del proceso desarrollado por Bolívar en los tiempos de la gesta de independencia. El sustrato socialista de la obra del Libertador se encuentra estatuido y enmarcado en la soberanía popular, prevista como única e indiscutible y como poder absoluto dentro del Estado, que adquiere funcionabilidad mediante un verdadero protagonismo y participación del pueblo en su condición de soberano, en la que el Estado no tan sólo asume una tutela de los derechos de los ciudadanos, sino que actúa para lograr la efectiva vigencia de los mismos, estableciendo las condiciones y ejecutando actividades prestacionales para la materialización de los mismos, con la finalidad de lograr estabilidad y felicidad social.

De hecho, Bolívar, bajo la formación y la influencia de autores como Ferdinand Lasalle y Prudhon, diseña y crea un pensamiento propio y adecuado a las realidades del país en aquella época,  consciente de  que la verdad está en el pueblo, y que somos una mezcla de razas, por lo que nuestras leyes, códigos, ideas y modelos de Estado no podían devenir ni del capitalismo salvaje anglosajón, ni del socialismo real-burocrático. En función de ello, bajo las ideas del ilustricismo, aún de los clásicos pero por sobre todo del socialismo utópico, se formó no para copiar sino para crear y hacer,  dando forma y vida a un socialismo mestizo, que algunos consideran pre-científico, mientras que otros estamos convencidos de que Bolívar fue el precursor de la dialéctica histórica y del establecimiento de formas de igualdad y felicidad social, que luego se postularían en el socialismo científico.

En razón de ello, la base fundamental en la que descansa el pensamiento bolivariano, la constituye el poder de pueblo, que bajo una concepción de Estado social debe a su vez estar orientado a la consecución de la felicidad social, trayendo ello consigo una gran cantidad de repercusiones, como de hecho resulta evidente en la fecunda obra del Libertador, representada en sus innumerable cartas, Decretos y Proclamas, donde destacaban la moral como pilar fundamental del Estado, la educación gratuita, la salud pública, la libertad de los esclavos, y en definitiva, la búsqueda de libertad y felicidad social para los pueblos.  

"Carlos Escarrá Malavé" (La Voz de la Calle, 2011)